sábado, 26 de febrero de 2011

Que tal?

Hola! Que tal? Bueno os pondré aquí parte de un capitulo del blog El Diario Del Vigilante.
Espero que os guste y os animéis a pasaros.
La historia va de que una niña de 16 años, Valentina, y su mejor amiga, Bea, corren un grave peligro:...
Un dia, Valentina, al iniciar sesioón del messenger, descubre que un tal "Vigilador" le ha agregado.
A partir de ese acontecimiento, nada es lo normal.
Terror, romance, misterio, sombras que las observan por la noche, ouija.... y sobre todo, la muerte de Valentina.
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Salí a dar una vuelta. Caminé poco a poco, y relajadamente. Hasta el punto de descubrir un nuevo poder...

Mis pies pisaban el suelo con suavidad, intentando no hacerle "daño".
Mis oídos se agudizaron, y pudieron oír susurros lejanos que traía el viento. Unos susurros a veces terroríficos. Y otras veces, amistosos.
Noté el aire gélido acariciándome dulcemente, intentando que olvidase aquellos recuerdos tan terroríficos, horribles, deprimentes, que el Vigilador había creado para mi. Maldito Vigilador.

Deseaba desesperadamente volver a ser normal.
Deseaba no tener aquel terror al Vigilador, a su mortal presencia y  no haberlo conocido, no haber tenido que ser yo la que le provocase, la que lo agregase por primera vez al messenger, no haber sido yo la que le dejase la nota en ese desolado parquing.
No haber sido yo la que empezase aquel insignificante tema sobre fantasmas con Carlota y Nico.

Anhelaba tantas cosas...pero lo que más deseaba,sin dudarlo,  era ser normal.
Porque sabía que ser así como soy, una vampira asquerosa, o chupasangres, había sido un castigo de Dios.

Mi hilo de pensamientos se juntó de tal manera, que hizo que parase en medio de la calle, y una lágrima negra se deslizase por mi mejilla.
Terror, amargura, pena, tristeza, arrepentimiento... todos esos sentimientos en una minúscula y única lágrima negra.

Seguí caminando. Y lágrimas negras se deslizaban por mi cara. Me daba igual. Me daba igual que la gente me mirase como me estaba mirando: como si fuese un bicho raro. Una cobaya de futuros experimentos. Un alma amargada.
Si, eso era lo que era. Un alma. Un alma que perdió la oportunidad de vivir con normalidad. Porque ya estaba muerta.

Entonces paré. Y miré al frente.
Aquel parque ...

Un lago de recuerdos pasaron por mi cabeza: todos relacionados con la vida....
Cuando era pequeña, solía ir a este mismo parque,  y me acuerdo que allí conocí a Nico.
Sentada sobre aquella roca de allí...

Al entrar al parque, el viento me susurraba palabras de ánimo, inútiles en ese momento... porque mis oídos oían, pero mi corazón no escuchaba.

Entonces, levanté aún más la cabeza, mirando aquel cielo, aquel cielo azul que en esos momentos, parecía que iba a caer sobre mi.

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